Meditar reduce el estrés, ayuda al organismo a eliminar impurezas, y mejora nuestras funciones cerebrales. Quienes recuerdan a Steve Jobs, el fundador de Apple, recordarán que Jobs era un gran meditador y aseguraba que meditar le ayudaba a: Enfocarse y poder crear productos únicos; dirigir, motivar y retar a sus colegas y a su equipo de trabajo.

Dentro de la arena empresarial y la cultura corporativa, meditar es una herramienta y una necesidad, si es que se pretende tener una carrera profesional exitosa.

En un artículo de la revista Business Insider se mencionaba a varios conocidos presidentes y directores ejecutivos de prestigiosas compañías que han hecho la meditación parte de su vida. El billonario Ray Dalio, fundador y presidente de la compañía de inversión Bridge Waters, Bill George, director de Medtronic, la principal compañía de tecnología médica en el mundo y Oprah Winfrey son solo algunos de los mencionados.

En posiciones laborales que requieren alta eficiencia, la meditación nos ayuda a navegar exitosamente a través de los trabajos de último minuto, a percibir nuevas tendencias y a adentrarnos en nuevos proyectos y nuevos retos, libres de estrés y con mucho mejor enfoque.

Compañías como Google, Apple, AOL y General Mills, ofrecen clases y charlas sobre meditación, y ya algunas de sus oficinas principales cuentan con salones y grupos de meditación a horarios determinados. Toda compañía competitiva y todo ejecutivo o empresario debe orientarse y entender la valiosa herramienta que representa la meditación, no solo por el aspecto de mayor productividad, sino también por su efecto en los costos de salud.

El Dr. Helbert Benson, escritor, investigador, director médico del instituto MENTE Y CUERPO de la Universidad de Harvard y fundador del Instituto Americano para el Control del Estrés, ha realizado múltiples experimentos que demuestran los innumerables beneficios de salud producto de la meditación. Con la práctica de la meditación, se pueden lograr estados de relajación mental que nos permiten soltar las cargas emocionales y mentales que nos causan ansiedad y confusión, permitiéndonos tener enfoque, claridad, concentración, comprensión, paz y buen humor, lo cual es indispensable para el buen funcionamiento de todo individuo y organización.

Contrario a lo que muchos piensan, meditar no es sentarse veinte minutos a no hacer nada. Esos veinte minutos pueden establecer una gran diferencia entre cómo respondes a las demandas del día y cuán eficiente puedes ser en el desempeño de tus funciones.

Existen varios tipos de meditación, siendo los más comunes la meditación trascendental, meditación Zen, Vipassana, Dzoghen y meditaciones con mantras. Estas antes mencionadas y otras técnicas y tradiciones que giran en torno a los diferentes sistemas meditativos concurren y persiguen el estado de bienestar que se crea en el estado de no mente que se logra mediante la focalización en la respiración y en la quieta observación de los pensamientos, sin detenerse a emitir juicio sobre ellos.

Aunque parece fácil, para el que no es un experimentado meditador, veinte minutos puede ser un largo tiempo.

Por lo que se sugiere
1. Hacerse parte de un grupo de meditación.
2. Tomar clases con un profesional
3. Empezar por periodos más cortos.
4. No desesperarse cuando comiencen a llegar la avalancha de pensamientos (la quietud mental llegará con la práctica)
5. No meditar acostado, ya que podría dormirse.
6. Buscar un sitio tranquilo.
7. Sentarse cómodamente, ya que se estará un tiempo en dicha posición y la misma no tiene que ser necesariamente con los pies cruzados.
8. Concentrarse en el fuir de la respiración. Acallar la mente y relajar el cuerpo.
9. Utilizar meditaciones guiadas que le ayuden en el proceso.

Esta última es usada no solo por principiantes, sino también por meditadores y profesionales que persiguen finalidades específicas durante el proceso meditativo.